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Lula da Silva fue electo presidente de Brasil tras haber vencido a Jair Bolsonaro con un escaso margen. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) se impuso con un 50,90% frente al 49,10% que obtuvo el actual presidente de Brasil.

Lula anticipó que su principal desafío que deberá enfrentar desde el 1º de enero es la “unidad y la paz” del pueblo brasileño, así como la incorporación de los pobres a la rueda económica.

“Considero que tuve un proceso de resurrección en la política brasileña. Intentaron enterrarme vivo y ahora estoy aquí para gobernar el país. En una situación difícil, pero estoy seguro que con la ayuda de la gente encontraremos una salida y restauraremos la paz”

La historia del PT con Lula inicia en su primer gobierno en el año 2003, etapa en la cual miles de brasileños empezaron a comer tres platos al día, muchos obtuvieron trabajos dignos, pudieron comprar su propia casa -por modesta que fuera- con electrodomésticos y hasta lograr irse de vacaciones.

Lamentablemente para la historia, Lula fue esclavo de un largo proceso de persecución judicial y política, donde pasó preso 500 días.

El PT llevó a Lula a ser candidato tres veces antes de lograr su victoria, exactamente hace 20 años, en octubre de 2002. El cuidado por los pobres y los negros, por las pobres y las negras, se tradujo en el Plan Hambre Cero, programas sociales, en un aumento constante del salario mínimo, y en el abandono de la naturalización de la pobreza.

Para Lula, esta nueva etapa abre nuevos desafíos, tales como remontar la terrible pobreza y el empleo, volver a poner a Brasil en el mapa de potencias industriales. Recrear la alianza del MERCOSUR, Sudamérica y la región en general.