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La Corte Suprema de Estados Unidos derogó, el pasado viernes, el histórico fallo Roe vs Wade. En la votación en la Corte hubo 6 votos a favor y 3 en contra, contando con mayoría para confirmar en fallo.

El juez Samuel Alito, considerando conservador, había anticipado semanas atrás que la Corte Suprema se inclinaba por esta decisión cuestionada por gran parte de la sociedad y que terminó por finalizar el derecho a la libre elección de las mujeres a interrumpir el embarazo. “Es el momento de acatar la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes electos de los ciudadanos” dictaminó el fallo.

Para la sociedad de Estados Unidos, la decisión avivo la brecha entre las defensoras del aborto y los opositores de la interrupción del embarazo.

Por otro lado, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, declaró que es “un día triste para la corte y el país”. Expresó su disgusto ante el fallo catalogándolo como un “error trágico” tachándolo de una ideología extremista y defendió los derechos de las mujeres: “la salud y la vida de las mujeres de este país están ahora en peligro”.

“Tres de los jueces nombrados por el ex presidente de Estados Unidos Donald Trump fueron los responsables de dicho fallo” expreso Biden y recalcó que esta decisión se realizó con el objetivo de acabar con la balanza de la justicia y eliminar un derecho fundamental de las mujeres en el país.

El debate se ha politizado. El presidente Biden anunció que enviará una ley sobre el aborto, los movimientos favorables al procedimiento han salido a las calles, en suma, se trata de la politización de un tema que debería ser discutido por bioéticos, biólogos, filósofos, etc.